Nuevos tiempos, nuevos aires, nuevas tecnologías, ¿Times they are A Changing?

Querido lector/a,

En fin, no se si el título del post es lo suficientemente sugerente. Si no lo es, significa que me hace falta práctica. Reconozco que en esto de escribir aun estoy al amparo del siempre complaciente Word - uno que intenta que el medio no sea un impedimento al desarrollo intelectual y, por tanto, opta por la vía fácil -, pero bueno, me imagino que por algo se empieza. Entre tanto, ya me perdonarán arquitectos y diseñadores por el estilo basto, tosco y, en algunos casos cercano a lo soez; digamos que hasta nuevo aviso me centraré más en el contenido que en el continente. En cualquier caso, como iniciación en esto de las publicaciones blogeras, un sencillo comentario - sencillo, que no simple - que, en cierto modo, abarca lo ya citado: hace falta mucho de esto. Internet, esa silenciosa arma de doble filo, es a nuestra generación lo que el folio, la maquina de escribir o el transporte vaporizado fue para otras generaciones. No estamos hablando de intercambiar opiniones con gente cercana, ni siquiera del pueblo de al lado. Estamos hablando de introducirnos en una red que parte desde aquí hasta todos los confines de la humanidad (humanidad en el sentido más amplio del término: conciencia humana de sí misma). En este sentido, en un momento histórico en el que las fronteras se reivindican sobre el papel pero se diluyen en la práctica - la tierra se aplana, dicen algunos -, creo que tenemos una responsabilidad. Tenemos la oportunidad de hacer de estas herramientas humanas una fuente de humanidad, una elemento humanizador. Reconozco que las pretensiones son altas, tal vez parezcan hasta exageradas. Si bien tales apariencias no son de ninguna manera poco coherentes con la forma del enunciado, mis pretensiones de salvar el relativismo aprovechándome de él, es decir, relativizando el propio relativismo, son inherentes a este tipo de prácticas comunicativas generadas en este medio tan fascinante. En un momento en el que la figura del intelectual está cuestionada y se replantea constantemente, hemos olvidado que aquellos que tanto admiramos y lentamente van muriendo - hoy mismo honramos la muerte de Levy Strauss (que no es el de los vaqueros, sino un filósofo, sociólogo, antropológo, etc. francés) - fueron jóvenes alguna vez. Cuando Wittgenstein escribió el Tractatus Lógico Philosophicus, tenía apenas 20 años; Derrida contaba apenas 24 cuando comenzó a impartir clases en Hardvar; Habermas era compañero de clase de Apel y se codeaba con Adorno, Horkeheimer y el resto de la escuela de Frankfurt cuando publicó su tesis a los 25 años, etc. (ya me perdonareis la falta de referencias a otras disciplinas) ¿A qué estamos esperando nosotros? No hace falta que intentemos cambiar el mundo, ni siquiera que reivindiquemos maneras ya caducas. Simplemente, aprovechemos las oportunidades que nos brindan este tipo de herramientas, sin dejarnos llevar por las corrientes de la cada vez más omnipresente sociedad de la información inflacionaria, y procurémonos el deleite y el goce de esta sana acción comunicativa... sabiéndonos intelectuales.

Con la esperanza de que la iniciativa llegue a muchos, abro mi pequeña veda de reflexión, crítica y comentario, esperando ansioso que el querido lector sepa valorar y echar por tierra todo lo que así crea pertinente. Me despido,

siempre tuyo,

Ander

PD: me perdonareis el estilo formal - más parecido a una misiva o carta que a un post - y el uso tan rimbonbante del lenguaje ("bombastic" diría Putnam): para estas situaciones no tengo otro. La pedantería no está tanto en la apariencia como en la intención. En mi caso, confío en que los que me conocen sepan diferenciarlo. Y el que no, lo irá viendo. Es mi pequeña forma de reivindicar mi parcela frente al "Times they are A changing". Cuando la ocasión lo requiera, sabré adaptarme.Descuida.