jueves, 24 de mayo de 2007

MARAT-SADE



Ayer fui al teatro. Me encanta ir al teatro porque creo que tiene algo de mágico. Como mi tía es actriz, he tendio la suerte de ir desde pequeña y poder ver y sentir una obra desde la proximidad. Es tan poco lo que separa la realidad de la ficción. Puede ser un simple escenario y muchas veces ni siquiera es algo físico. Puedes cruzar miradas con los actores que interpretan pero sabes que en realidad el que te mira no es una persona, es un personaje. Es verdad que muchas veces también depende de la obra que vayas a ver.

Ayer vi Marat Sade del autor Peter Weiss representado por la compañía animalario. La obra es sobre un grupo de locos de un manicomio que interpretan una obra de teatro sobre la muerte de Jean-Paul Marat, un revolucionario francés de la época de la Revolución. La obra la dirige otro loco, Sade. Es teatro dentro del teatro. Hay diálogos que pertenecen a la obra en sí y otros que los locos añaden a su antojo. Temas como el individualismo frente al pueblo, la política, el sexo, la monarquía, la iglesia, el conformismo, la revolución, la violencia, la razón, la locura o la libertad se tratan durante casi tres horas. Quieren hacer reflexionar al espectador sobre el significado de "revolución" cuando y donde vivimos. Todo en una puesta en escena impresionante. Un montón de ropa blanca creando montañas, unos quince actores con un vestuario de lo más original y una música en directo con batería, guitarra, saxo, piano y chelo. Los actores también me gustaron mucho. Sobre todo Marat y Sade, que eran Pedro Casablanc y Alberto San Juan.

No voy a ir de lista porque también es verdad que durante la obra hay momentos que alucinas. Hay gritos, los actores se bajan del escenario y corren, se desnudan, hay orgías (simuladas)... Pero son recursos propios del teatro. ¿Qué mejor que la provocación para marcar la diferencia con el cine?

Bueno, os dejo con el director del montaje, Andrés Lima:
"Hay una idea romántica (sobre todo en la izquierda burguesa) de la revolución como algo bonito. Pero la revolución es más necesaria que bella. Respirar no es bonito, sobre todo con una bomba de oxígeno.
La revolución permanente y necesaria evitaría, en gran parte, el choque violento de ideas o necesidades, de clases y privilegios. El esuerzo de cuestionamiento diario que surge del cambio de posición continuo en uno mismo nos hace que sea más fácil comprender al prójimo, ponernos en su lugar y darle fraternalmente la mano. Vivir con nuestras contradicciones y no imponérselas a nadie es ser un revolucionario y posiblemente un humanista."

3 comments:

Gran Auntza Sentado dijo...

Je. Parece el folleto de la obra. Cuando dimos en la eskola el cuadro de Marat muerto en la bañera (que no me acuerdo de quien era) me acuerdo que me cabree bastante con aquel que lo mato. No se porque Marat me caia bien.

Lur dijo...

Yo no conocía el cuadro!me dio pena porque toda la puesta en escena estaba basada en él y no lo sabía!jajaja!

Gran Auntza Sentado dijo...

Je, pues es muy tipico de la revolucion francesa!
Liberté Egalite fraternite